Queridos miembros de las comunidades CEMI:

 

ACCIÓN MARIANISTA es una misión compartida dentro de la  Familia Marianista, que nos puede ayudar a educar nuestra mirada y contemplar el mundo con ojos compasivos. ACCIÓN MARIANISTA es también una manera de concretar dentro de la Familia Marianista  nuestra actuación transformadora, con la ilusión de que en nuestro planeta se vaya haciendo realidad el Reino de Dios inaugurado por Jesús.

 

Os invitamos a que en cada comunidad acojáis con entusiasmo estos RETOS SOLIDARIOS. Son una propuesta de Acción Marianista  que nos hace sentirnos unidos – laicos, religiosos y religiosas – en el impulso efectivo de proyectos de promoción social de la Familia Marianista en distintos lugares de la tierra, heridos por la desigualdad, la pobreza y la injusticia.

Estos RETOS SOLIDARIOS suponen también una ocasión de conocer e implicarnos afectiva y efectivamente con el desafío que afrontan nuestros hermanos y hermanas en un lugar concreto de nuestro mundo.

 

A quienes hacen posible esta iniciativa, a quienes llevan adelante estos proyectos en cada lugar, les damos las gracias porque nos estimulan e impulsan a ser partícipes en la construcción de un mundo más justo y más humano.

Las comunidades CEMI se han implicado personalmente y comunitariamente en muchos maneras de  vivir el Reino en parroquias, asociaciones, ONGD, en nuestros trabajos, en caritas, acompañando a personas o compartiendo recursos y tiempo. Todo ello nacido o fortalecido desde nuestra oración personal y comunitaria.

 

Esperamos que estos retos solidarios os ayuden y enriquezcan en este camino compartido. Gracias por vuestra participación.

 

David y Mario.

José Antonio Romeo

Vuelvo la mirada otra vez a la imagen enmarcada de “nuestro” árbol, y recuerdo la parábola de la semilla de mostaza, de ese pequeño grano que se hace arbusto y ofrece cobijo a las aves del cielo, en el cuál podrán poner “su vuelo y su mirada las brisas y las plumas”. A eso hemos sido llamados nosotros, cada uno en su momento, y por eso nuestros nombres están en ese árbol. No tenemos derecho a dejarlo secar una vez que nos ha acogido. O dicho de otro modo, tenemos que seguir siendo el árbol lozano y frondoso que somos para que crezcan entre nosotros nuevos nombres que necesitan reposo, paz, comunidad, alegría y vida.

 

Extracto del texto escrito por Diego Tolsada para el boletín 121 de CEMI.